martes, 26 de octubre de 2010

Espero

Estaba la rana sentada cantando debajo del agua, cuando de pronto me vió llegar, dió un salto y corriendo se fué (8). Yo corrí lo más que pude a alcanzarla pero mi esfuerzo era inútil. Ella: una rana ágil, en forma, saltarina y en su entorno; contra mi: una debilucha señorita koala que apenas y puede con su alma y que, aparte de eso, tiene que buscar a su mente que nomás no ha regresado. En el fondo, aunque odie a la rana por haberse alejado, en verdad le tengo envidia. Esa capacidad de irse brincando donde nadie la pueda alcanzar ni encontrar tsss, el sueño de cualquier mortal. Pero dudo mucho que a mí me sirviera de algo, porque a pesar de que tuviera ese poder, siempre tendría algo que me haga tener que mantenerme aquí y por lo cual no brincaría ni me iría. Por eso desisto de alcanzar a la rana y me siento a esperar, pienso que la rana tarde o temprano también tiene que regresar. Digo, también debe de haber algo que la mantenga en ese lugar, pienso que sí, que regresará... pero quien sabe cuánto tarde.

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